Emociones negativas y estrategias de enfrentamiento

Una emoción es un estado afectivo que experimentamos, una reacción subjetiva al ambiente externo o interno que viene acompañada de cambios fisiológicos y endocrinos de origen innato, pero influidos por la experiencia. Las emociones desempeñan una función adaptativa de nuestro organismo a cuanto nos rodea. Es un estado sobrevenido súbita y bruscamente, de duración más o menos corta, y de frecuencia irregular.

Tipologías de emociones

Existen 6 categorías básicas de emociones.

  • Miedo: Anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad.
  • Sorpresa: Sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede dar una aproximación cognitiva para saber qué pasa.
  • Aversión: Disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto que nos produce aversión.
  • Ira: Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad.
  • Alegría: Diversión, euforia, gratificación, contentos, da una sensación de bienestar, de seguridad.
  • Tristeza: Pena, soledad, pesimismo

Estas seis emociones se suelen clasificar en positivas (alegría y sorpresa) y negativas (miedo, aversión, ira y tristeza). Esta denominación de uno y otro grupo no es totalmente adecuado, puesto que cada vez existe un mayor consenso en la necesidad de contar con todo el conjunto de emociones dada la funcionalidad que pueden desempeñar.

En este sentido evitar al máximo las emociones negativas no sería, por ejemplo, una buena estrategia educativo. De ahí, la necesidad de estrategias de enfrentamiento a las mismas.

Modalidades de enfrentamiento a las emociones negativas

Derek Milne destaca tres estrategias básicas de enfrentamiento a las emociones negativas:

  • La resignación

    Consiste en aceptar nuestra incapacidad para alterar el orden de las cosas. Consciente o inconscientemente, asumimos que nada es posible excepto resignarse y aceptar las cosas tal y como vienen. Cualquier esfuerzo por modificar la situación consideramos que es inútil, innecesario y absurdo. Martin Seligman ha estudiado como las personas pesimistas llegan a creer en sus propios vaticinios negativos y viven siempre esperando lo peor, con lo cual las circunstancias adversas rodean su comportamiento.

  • La fuga

    Esta estrategia consiste en intentar o conseguir escapar de todas las situaciones (reales o imaginarias) peligrosas. Para evitar enfrentarse, se buscan alternativas tales como el alcohol, las drogas, el trabajo compulsivo, las distracciones, las compras,…

  • El contraataque

    En este caso, las personas tienden a negar los sentimientos, pero esta vez por medio de la huida de ellos. Los sentimientos se transforman en ira y malestar hacia los demás. Se intenta el control del entorno por medio de culpabilizar a los demás de las amenazas e ingratitudes exageradas. En ocasiones, el malestar desemboca en agresividad.

La estrategia más frecuente es la fuga. Cuenta con múltiples variantes: ignorar determinadas situaciones, minimizar las situaciones cuya existencia aceptamos, distanciarse,… No obstante, no debería pensarse que la huida es una estrategia negativa. No siempre es conveniente resignarse o contraatacar. En ocasiones carecemos de los recursos necesarios para hacer frente a una situación y, en estos casos, al igual que si estuviésemos frente a un león, escapar puede ser, además de la única, la mejor opción.

La limitación que presentan estas tres estrategias es que no comportan necesariamente un aprendizaje por parte del individuo para mejorar su relación con sus propias emociones negativas. En una próxima entrada abordaremos el componente constructivo de las emociones negativas.

 

Hasta luego y buena suerte

___

© Fotografía: Microsoft

 

LEAVE A COMMENT

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.