H. Minsky y las crisis financieras

La crisis financiera de agosto de 2007 es en primera instancia una crisis de los créditos hipotecarios a alto riesgo (subprimes). Sin embargo, en tanto que mercado se trata de un mercado con un tamaño relativamente; representa el 5 % de la capitalización bursátil. La relevancia de estos créditos se encuentra en que constituyen un componente importante de los desequilibrios financieros mundiales.

En primer lugar, conviene tener en cuenta que la crisis financiera tiene lugar en un contexto que ha sido denominado “la paradoja de la tranquilidad”: la fragilidad del sistema financiera es al mismo tiempo el resultado de sus propios logros resultado de la liberalización financiera, la integración económica mundial y la lucha contra la inflación de los bancos centrales. H. Minsky considero en los años setenta que las crisis de endeudamiento tiene lugar en contextos en que los agentes económicos (familias, empresas,…) se benefician del crecimiento económica y de la reducción de los tipos de interés para incrementar sus niveles de endeudamiento más allá de los estrictamente razonable. En consecuencia, cualquier movimiento alcista en los tipos de interés, cualquier restricción a la liquidez convierte el nivel de endeudamiento razonable en sobreendeudamiento.

Para Minshy, los incentivos que supone el endeudamiento cuando la tasa de interés es baja pueden convertir un sistema financiero estable y robusto en otro frágil y volátil. La fase de euforia suele ir acompañada de sobrevaloración de activos, de búsqueda de mayor rentabilidad, de nuevas oportunidades de inversión, de apalancamiento y operaciones de compraventa rápidas.

El aumento del crédito, según Minsky, lleva inexorablemente al aumento de la tasa de interés, que finalmente se sitúa por encima de la tasa de beneficio. En un contexto de tipos de interés alto, cuyas consecuencias dependen del grado de cobertura de los agentes. En ese momento se produce una contracción del crédito (o credit crunch), pues el sector prestamista deberá ampliar sus márgenes de seguridad. Los valores financieros y otros activos, por tanto, entran en un periodo de volatilidad, incluso para aquellas empresas que son solventes (que incluso podrían verse obligadas a vender sus activos más productivos para encontrar liquidez), pues la tasa de interés al alza afecta a todas por igual. El aumento del interés se traslada a los precios y se reduce inevitablemente la tasa de beneficio, creándose un círculo vicioso que desencadena la crisis.

Minsky advirtió que la sofisticación de los instrumentos financieros y su globalización comportan un aumento en la complejidad de los mercados financieros, lo cual supone una fuente de riesgo para la estabilidad financiera.

Por otra parte, la expansión de la liquidez comporta una reducción de los rendimientos de las obligaciones y una caída general de las primas de riesgo, los mercados integran de este modo el éxito de las políticas antinflacionistas de los bancos centrales. Se abre así un período de búsqueda de mayor rentabilidad que desemboca en la innovación financiera. Una consecuencia de estas innovaciones será un cambio parcial de la estructura de los balances de las entidades financieras y bancarias.

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