Inteligencia e invención: felicidad y perfección

En su libro Ética para náufragos (Anagrama, Madrid, 1995. Octava edición, 2008), José Antonio Marina dice que la inteligencia posee tres funciones: controlar su propio funcionamiento, conocer la realidad e inventar posibilidades. Esta última encierra aspectos interesantes, pues evidencia que lo real no nos basta. La inteligencia inventa continuamente (nuevas) posibilidades (reales), que no son fantasías, sino ampliaciones de la realidad que son factibles cuando las integramos en nuestros proyectos o, simplemente, cuando las convertimos en nuestros proyectos.

Inventar es pues conjugar la realidad y la posibilidad. Integrar estas dos no es caer en la mera fantasía. “Cada ser, cada acto, cada situación pueden leerse por mediación de esta clave: o son realización de posibilidades, o son arranque de posibilidades, o son ambas cosas a la vez… Descifrada así, la realidad entera se llena de significado.”

Los proyectos conectan las posibilidades que llegamos a pensar con la acción. Son un eslabón esencial en el comportamiento voluntario, en nuestra voluntad. Inventamos proyectos sin parar: escribir un libro o un diario, ir al cine, dejar de fumar o adelgazar, fundar una familia, montar un negocio, construir nuestra casa o pintar una habitación. Pero dos proyectos universales que nuestra inteligencia crea son el proyecto de ser feliz y el proyecto de alcanzar la perfección.

La idea de felicidad es una argucia de la inteligencia para mantenernos en pie y para emprender el camino. Todas las mujeres y todos los hombres quieren ser felices, actuamos en vistas a ser felices: lo cierto es que todos los hombres y todas las mujeres quieren ser felices, pero lo difícil es saber lo que hace feliz la vida.

Los proyectos permiten a los humanos inventar formas posibles de resolver una situación, de escoger una mejor. Permiten dirigirnos a metas distantes, amplias, disparatadas o utópicas. Y la meta más lejana es la meta de la felicidad. Un proyecto que nos llena al mismo tiempo de decepciones y de ánimos.

La idea de perfección es el segundo proyecto universal. En la vida cotidiana todas las actividades pueden realizarse bien o mal; cada oficio y cada tarea puede realizarse bien o mal. También la vida de un hombre o de una mujer puede realizarse bien o mal, tiene su correspondiente perfección o su proyecto de perfección.

Los proyectos de felicidad y de perfección cumplen un papel fundamental en la acción de la inteligencia: incitan justamente a buscar nuevas posibilidades y a la acción, a pensar y emprender proyectos, a ver otras situaciones y a querer alcanzarlas.

 

Hasta luego y buena suerte.

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Fotografías: © Microsoft

 

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