Luca Coge
Las fibras nerviosas pueden estar mielinizadas o no, cuando lo están se denominan sustancia blanca y, en caso contrario, sustancia gris. La mielinización incrementa la velocidad de transmisión. Por ello, tradicionalmente, la sustancia blanca se ha asociado con la velocidad de procesamiento de la información. Algunos autores consideran que se trata de una función de conectividad. Esta sería la capacidad de conectar diferentes regiones del cerebro de forma eficaz.
Tirapau-Ustarroz, Luna-Lario, Hernáez-Goñi, & García-Suescun ( 2011) presentaron un artículo de revisión sobre las relaciones entre la sustancia blanca y las funciones cognitivas en la Revista de Neurología. En esta entrada recogemos parte del contenido de dicho trabajo
Sustancia blanca y cognición
En los últimos años, ha ido surgido un conjunto de trabajo que relaciona la sustancia blanca con diferentes procesos cognitivos; en este sentido ciertas alteraciones neuropsicológicas serían el resultado del efecto profundo que los trastornos de la sustancia blanca pueden tener sobre la cognición y la emoción.
La potencia de computación básica del cerebro, sin duda, se encuentra en las neuronas individuales y en su acción colectiva. Para esta acción de conjunto es fundamental la conectividad de la sustancia blanca. De este modo, la sustancia blanca contribuye a la formación de redes a gran escala que caracterizan el cerebro humano y el pensamiento.
En la formación de redes, el resultado final es mayor que la mera adicción de las partes. Por esta razón, las modificaciones modestas en la sustancia blanca pueden ocasionar grandes cambios en la capacidad cognitiva.
Sustancia blanca y redes neurales
Los trastornos de la sustancia blanca comportan directamente la noción de las redes neurales distribuidas. Las redes consisten en conjuntos dispersos de neuronas dedicadas a funciones neuroconductuales concretas. Se han correlacionado una serie de trastornos con alteraciones en la sustancia blanca.
Adicionalmente, se ha sugerido que se requiere que estos cambios sobrepasen un determinado umbral para que se evidencie deterioro cognitivo. Lo cual podría indicar, dada su naturaleza de red, existen mecanismos de compensación que dejarían de actuar a partir de un nivel de deterioro.
Dislexia y sustancia blanca
En términos coloquiales, se considera a la dislexia como una dificultad en la lectura que dificulta la comprensión lectora. Los pacientes con dislexia presentan reducciones en los volúmenes de sustancia gris. Steinbrink et al hallaron correlaciones significativas entre la anisotropía de las sustancia blanca y la velocidad de lectura.
Para Tirapu-Utsárroz et al, estos resultados proporcionan una fuerte evidencia de un síndrome de disfunción de las áreas corticales correspondientes para la lectura y la ortografía. Se sugiere, con ello, que este desequilibrio de la comunicación neuronal entre las respectivas áreas del cerebro podría ser el punto crucial para el desarrollo de dislexia.
Sustancia blanca y déficit de atención
Se ha encontrado igualmente que un menor volumen de sustancia blanca frontal derecha se correlaciona con una variación en la atención sostenida de niños que presentan trastorno por déficit de atención. Este trastorno de alta prevalencia, se caracteriza por distracción moderada a severa, con períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas. La base genética se ha vinculado, en parte, con genes que codifican receptores dopaminérgicos o proteína transportadora de dopamina.
Mientras que el trastorno por déficit de atención se ha vinculado a un déficit en la sustancia blanca, en el autismo se ha observado un aumento del volumen de la sustancia blanca hemisférica en todos los lóbulos cerebrales. Los principales signos y síntomas del autismo afecta la comunicación, las interacciones sociales y las conductas repetitivas. No obstante, dadas las diferencias entre síntomas y características de las personas con autismo, se le considera un trastorno espectro.
Sustancia blanca y velocidad de procesamiento de la información
Las técnicas de neuroimagen hay hecho posible detectar una asociación entre la presencia o el grado de cambios en la sustancia blanca y el declive en las funciones frontales, como la velocidad de procesamiento de la información. La sustancia blanca se relacionó con la memoria episódica, la velocidad de procesamiento y la función ejecutiva.
La función ejecutiva es un conjunto de operaciones cognoscitivas sustentadas por la actividad de los sistemas más complejos de los lóbulos frontales. Estas operaciones se encargan de la programación, la fijación de metas, la clasificación, la iniciación, la ejecución, la vigilancia, los cambios flexibles y la confrontación de todas las funciones mentales ( (Pineda, 2000).
La memoria episódica representa eventos o sucesos relativos a detalles de situaciones vividas. Son recuerdos de momentos y lugares en que se presentaron los eventos y que sirven para organizarlos. Generalmente, se contrapone a la memoria semántica. Esta se almacenaría los significados de las palabras y de las relaciones de significados; la organización y recuperación de la información se lleva a cabo a partir de su significado, mientras que la memoria episódica éste no interviene en su organización y recuperación.
La negligencia es una falla en la orientación, la actuación o la respuesta ante un estímulo. No se considera que sea el resultado de una disfunción de una sola área cortical. El daño de las largas vías de la sustancia blanca que unen áreas parietales y frontales en el hemisferio derecho puede constituir un antecedente crucial en la fisiopatología de la negligencia. De ahí que se haya propuesto una teoría de desconexión intra e interhemisférica influyente en su aparición.
La disminución señalada en la velocidad de procesamiento implica mayor ineficacia en todas las tareas a las que se enfrenta el resto de las funciones superiores como consecuencia de una codificación menos eficaz de los estímulos. Sin embargo, se desconoce si este enlentecimiento afecta de igual modo a todos los procesos cognitivos o a unos de manera más intensa que a otros.
Hasta luego y mucha suerte
Referencias citadas
Pineda, D. (2000). La función ejecutiva y suss trastornos. (www.revneurol.com, Ed.) Revista de Neurología, 30(8), 764-768.
Tirapau-Ustarroz, J., Luna-Lario, P., Hernáez-Goñi, P., & García-Suescun, I. (2011). Relación entre la sustancia blanca y las funciones cognitivas. (www.revneurol.com, Ed.) Revista de Neurología, 52(12), 725-742.
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