Inteligencia y emociones: una nota previa

enero 29th, 2011

Por Luca Coge

El sistema nervioso reviste una gran complejidad en su intervención en los procesos mentales y las acciones de control que realiza. Es el receptor de millones de datos de los distintos órganos de los sentidos que, luego, integra, para a continuación, dar respuestas que el cuerpo realiza. En los seres humanos, existen tres niveles principales del sistema nervioso con atributos funcionales particulares:

  • El nivel espinal o medular,
  • El nivel encefálico inferior o subcortical y
  • El nivel encefálico superior o cortical

La médula espinal es una vía que conduce las señales desde la periferia del cuerpo hacia el encéfalo (aferente) o desde éste hacia el cuerpo (eferente). Pero también los circuitos neuronales de la médula originan el movimiento de la marcha; los reflejos de retirada de una parte del cuerpo cuando recibe un estímulo doloroso; los reflejos de contracción forzada de las piernas para sostener el cuerpo contra la acción de la gravedad; y, los reflejos que regulan los vasos sanguíneos, los movimientos gastrointestinales y los reflejos que controlan la excreción urinaria. Con frecuencia, los niveles superiores del sistema nervioso no actúan enviando directamente señales a la periferia del cuerpo, sino enviando señales a los centros medulares de control, ordenando a los centros espinales que lleven a cabo las funciones.

Las áreas inferiores del encéfalo realizan la mayoría de las actividades del organismo denominadas subconscientes. Son las áreas situadas en el bulbo raquídeo, la protuberancia, el mesencéfalo, el hipotálamo, el tálamo, el cerebelo y los ganglios basales. Así, el control inconsciente de la presión arterial y de la respiración radica principalmente en el bulbo y en la protuberancia. El mantenimiento del equilibrio es una función mixta del cerebelo y de la sustancia reticular del bulbo, la protuberancia y el mesencéfalo. Los reflejos de la alimentación, por ejemplo, o la acción de lamerse los labios están gobernados por áreas del bulbo, la protuberancia, el mesencéfalo, la amígdala y el hipotálamo; en muchos modelos de conducta emocional, como la ira, la agitación, las respuestas sexuales, la reacción al dolor y la reacción al placer, pueden producirse en los animales tras la destrucción de la corteza cerebral. Serían pues unas áreas propicias para las emociones.

La corteza cerebral, el nivel cortical, es un almacén de la memoria de grandes dimensiones. La corteza nunca funciona sola, sino que lo hace en asociación con los centros inferiores del sistema nervioso. Sin la corteza cerebral, las funciones de los centros cerebrales inferiores son, a menudo, imprecisas. El enorme depósito de datos que se conserva en ella suele convertir esas funciones en operaciones determinantes y llenas de precisión. La corteza cerebral resulta esencial para la mayoría de los procesos mentales que llevamos a cabo. Pero no puede funcionar en solitario. De hecho, son los centros encefálicos inferiores y no la corteza los que inician el despertar de la corteza cerebral, abriendo así su banco de recuerdos a la maquinaria pensante del cerebro. En este sentido, puede pensarse que la apertura del mundo de la información almacena para su empleo por parte de la mente puede pase en ocasiones por las emociones. Las emociones colaboran con la acción de los niveles superiores del sistema nervioso. Cómo y en qué medida serán cuestiones que abordaremos en posteriores entradas.

 

Hasta luego y buena suerte.

 

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Fuente:

  • Texto: Guyton and Hall Textbook of Medical Physiology, Elsevier.

La consolidación de la memoria

enero 13th, 2011

Cómo se convierte la memoria a corto plazo en memoria a largo plazo, cómo conseguimos recuperar la memoria tras el transcurso de semanas o, incluso, de años capaz de durar. La respuesta consiste en la consolidación de la memoria.

La consolidación de los recuerdos

La consolidación de la memoria, el paso del corto plazo al largo plazo de la memoria, debe comportar de algún modo una serie de cambios de las propiedades químicas, físicas y anatómicas de las sinapsis que son responsables de la memoria a largo plazo. Se trata de un proceso que, para una consolidación mínima, exige unos 10 minutos y, para una mayor consistencia, puede requerir ir más allá de la hora.

La consolidación y el tiempo requerido pueden explicarse por el fenómeno de las «repeticiones» o el ejercicio de la memoria a corto plazo.

La repetición, el ejercicio repetido de la misma información en la mente, acelera y potencia la consolidación. El cerebro posee una tendencia natural a ejercitar la información nueva, especialmente aquella que capta la atención de la mente. Durante un tiempo, las características importantes de las experiencias sensitivas se fijan cada vez más en los almacenes de la memoria. Esto explica por qué una persona puede recordar mucho mejor pequeñas cantidades de información estudiada a fondo que grandes cantidades evaluadas de modo superficial. También permite entender por qué una persona despejada consolida los recuerdos mucho mejor que otra con fatiga mental.

La codificación de la memoria

La consolidación requiere de una codificación de los recuerdos en diferentes clases de información. Durante la codificación se recuperan fragmentos similares de información de los archivos de la memoria y se utilizan para procesar la nueva información:

  • Lo nuevo y lo antiguo se comparan buscando semejanzas y diferencias;
  • parte del proceso de almacenamiento consiste en guardar la información sobre estas similitudes y diferencias, en vez de almacenarla sin procesar.

Por tanto, durante la consolidación, los nuevos recuerdos no se conservan alzar en el cerebro, sino en relación directa con otros recuerdos del mismo tipo. De este modo, luego se puede buscar en el almacén de la memoria para encontrar la información requerida.

 

Hasta luego y buena suerte.

La Memoria activa y sus causas

diciembre 1st, 2010

Como describimos en una entrada anterior (Breves notas características sobre la memoria), la memoria activa es una memoria de escasa capacidad y breve duración. También se utiliza la expresión de memoria de corto plazo o de trabajo. Se trata de una especie de almacén temporal para la información. Es el recuerdo, por ejemplo, de un número de teléfono, recuerdo cuya duración es de unos pocos segundos o minutos, pero sólo en tanto no continuemos pensando en él.

La memoria a corto plazo podría obedecer a una potenciación sináptica que facilitara la conducción sináptica. Por ejemplo, la acumulación de grandes cantidades de iones calcio en las terminaciones presinápticas. Cuando un conjunto de impulsos pasa por una terminal presináptica, la cantidad de iones calcio que penetran en dicha terminal aumenta con cada sucesivo potencial de acción. Si la cantidad de iones calcio excede la que puede absorber las mitocondrias y el retículo endoplasmático, el exceso de calcio causa una liberación presináptica prolongada de la sustancia transmisora en la sinapsis. Esto podría constituir un mecanismo de la memoría a corto plazo.

Otra posible explicación de la memoria a corto plazo es la facilitación o la inhibición presináptica. Ambas tienen lugar en sinapsis que se asientan sobre terminaciones presinápticas, no sobre la neurona siguiente. Los neurotransmisores segregados en estas terminaciones podrían producir una facilitación o una inhibición prolongada, que, en función del tipo de transmisor secretado, podría durar desde unos segundos hasta varios minutos.

Por último, las señales nerviosas que viajen una y otra vez a lo largo de una huella de la memoria temporal dan lugar a una actividad neural continua. En opinión de algunos fisiólogos, esta actividad continua origina la memoria a corto plazo. Se produce un circuito de neuronas reverberantes. En estos casos, una neurona está conectada con otras muchas, al tiempo que recibe estímulos de sinapsis situadas en sus dendritas y en el soma o cuerpo neuronal. De esta forma, se podría formar un bucle donde las neuronas se excitan entre sí, sin necesidad de un cambio en la célula. Se trataría de un primer proceso de almacenamiento y retención de información a nivel neuronal. Cada acontecimiento relevante para el organismo se mantiene como un flujo de actividad dentro de un bucle neuronal.

En cierto modo, subyace la consideración de una población de neuronas, representable como una constelación de estímulos, que es reactivada cuando un elemento o una parte de la constelación es activado. Esta activación es un fenómeno asociativo. Y, la asociación resulta de la coincidencia temporal o de la contigüidad de los estímulos. La coincidencia facilita ciertas conexiones y procesos dentro de la población celular, de tal manera que cuando uno de los estímulos es encontrado de nuevo, la población total se reactiva.

Este último extremo, podría conducirnos fácilmente a la memoria intermedia, la cual será objeto de una nueva entrada.

 

Hasta luego y buena suerte.

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Fuente:

  • Texto: Guyton and Hall Textbook of Medical Physiology, Elsevier.
  • Imágenes: Microsoft y Guyton and Hall Textbook of Medical Physiology, Elsevier.

Procesamiento de la información y memoria

octubre 10th, 2010

Entre las funciones del sistema nervioso, tal vez la más importante sea el procesamiento de la información aferente a partir de la cual proceder a la elaboración de repuestas motoras y mentales adecuadas. No obstante, previamente, antes de procesar la información sensorial, nuestro sistema nervioso procede a una filtración de la información; esto es, una primera selección. Tenemos experiencias sensitivas porque nuestros receptores sensitivos nos dan cuenta de ellas. Estos receptores pueden ser nuestra visión, la audición, el tacto,… Una reacción sensitiva puede dar lugar, en ocasiones, a una reacción inmediata desde el cerebro; y, en otros casos, a la formación del recuerdo de la experiencia que se conservará durante minutos, días o años. En este caso, es muy probable que tengamos reacciones posteriores.

Podemos apreciar la existencia de un filtro de la información entrante o aferente si nos detenemos a pensar que nuestro cerebro desestima más del 99% de la información sensorial que somos capaces de percibir. Nuestro cerebro considera, en estos casos, que la información en cuestión carece de importancia o interés. Así normalmente no percibimos el reloj que llevamos en la muñeca o el anillo de nuestro dedo, tampoco la presión que ejercemos sobre el asiento cuando nos sentamos. Igualmente, sólo prestamos atención a uno de los múltiples objetos que se encuentran en nuestro campo visual o auditivo.

En cambio, cuando nuestra mente considera que se encuentra ante una información relevante o importante, la canaliza de inmediato hasta las regiones integradoras y motoras adecuadas del encéfalo para, desde ahí, generar respuestas convenientes. Esta canalización y procesamiento de la información se corresponde con la función integradora del sistema nervioso.

Es especialmente llamativo que en situaciones de alerta, pongamos en marcha mecanismos más intensos y eficaces de procesar la información. Un caso evidente de ello son las situaciones de estrés agudo.

Las sinapsis neuronales juegan un papel importante en el procesamiento de la información. Una sinapsis es el punto de encuentro entre dos neuronas y, por ello, se convierte en controladora de la transmisión de información. La acción de las sinapsis en la transmisión de la información puede ser de facilitación o de inhibición dependiendo de si dejan pasar la información (la potencian) o si la bloquean (frenan). Desempeñan pues una función de selección.

Como hemos dicho, la información aferente puede desencadenar una repuesta motora inmediata. Pero esta circunstancia concurre en escasa ocasiones; o, mejor dicho, solamente una escasa parte de la información sensorial importante conduce a una respuesta inmediata. Por el contrario, gran parte de los datos que recogemos se almacenan para un uso posterior bajo la forma de una regulación de la actuación motora o en los procesos mentales. Esta mayoría de datos se conserva en la corteza cerebral, aunque también la base del encéfalo y la médula espinal pueden almacenar pequeñas cantidades de información.

Se denomina memoria al almacenamiento de información. También las sinapsis contribuyen al mismo, pues cada vez que una determinada categoría de señales sensoriales atraviesan una serie de sinapsis, aumenta la capacidad de las mismas para transmitir dicho tipo de señales en una ocasión posterior. Es un proceso que se denomina facilitación. Si las señales sensoriales han pasado muchas veces por las sinapsis, éstas han quedado tan facilitadas que las señales generadas en el propio cerebro se transmiten impulsadas con la misma secuencia de sinapsis aunque no se hayan excitado los receptores y las aferencias sensitivas. La persona tiene la impresión de haber experimentado las sensaciones originales, aunque en realidad sólo se trata de recuerdos de las sensaciones anteriores.

La plasticidad neuronal (neuroplasticidad, plasticidad neural o plasticidad sináptica) constituye una propiedad de la naturaleza y funcionamiento de la comunicación neuronal. El paso de información (eferente o aferente, saliente o entrante) por las neuronas y las sinapsis deja un conjunto de huellas que modifican la eficacia de la transmisión misma de información y conforma la constitución de una cosmovisión en lo que lo anterior modifica la percepción de los siguientes.

Una vez que los recuerdos se han almacenado en el sistema nervioso, se convierten en una parte del mecanismo cerebral de procesamiento de la información. Los recuerdos ayudan a seleccionar las nuevas experiencias sensoriales de importancia y a canalizarlas hacia las áreas apropiadas de almacenamiento para usarlas en el futuro o hacia las áreas motoras para generar respuestas corporales inmediatas.

En una próxima entrada abordaremos la cuestión del diferente funcionamiento sináptico en las respuestas inmediatas y el almacenamiento de la información.

Hasta luego y buena suerte

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Fuente:

  • Texto: Guyton and Hall Textbook of Medical Physiology, Elsevier.
  • Imágenes: Microsoft y Guyton and Hall Textbook of Medical Physiology, Elsevier.

La psicología de los apoyos y las resistencias en los mercados

septiembre 20th, 2010

Uno de los aspectos que más preocupa a los analistas de la bolsa es la determinación de las tendencias. La tendencia es el comportamiento de los valores a lo largo del tiempo. Detrás de este comportamiento se encuentra la conducta y decisiones de las personas que intervienen en los mismos. En este sentido, el estudio de la tendencia persigue esclarecer la psicología de los mercados o, cuanto menos, algunos aspectos de la misma. En esta nota abordaremos está cuestión apoyándonos siempre en el texto de John J. Murphy. Trataremos de los diferentes tipos de tendencia, de los apoyos y las residencias, de cómo se construyen y sustituyen estos.

Tendencias ascendentes, descendentes y laterales

En los mercados de valores, en las bolsas, los precios se mueven en una serie de picos y valles cuya dirección marca la dirección del mercado, esto es la tendencia del mercado. Una tendencia ascendente se caracteriza por una sucesión de picos y valles cada vez más altos; una tendencia descendente por una serie de picos y valles en declive; y, una tendencia lateral por picos y valles moviéndose horizontalmente. Dicho de otro modo, un mercado se puede mover en tres direcciones: hacia arriba, hacia abajo y hacia el costado. Este último, el movimiento lateral o banda de fluctuación, es un reflejo de equilibrio en el nivel de precios en el que las fuerzas de la oferta y de la demanda están en relativa igualdad.

Tendencia principal, secundaria y de corta duración

De acuerdo con la Teoría de Dow, existen tres tipos de tendencia según la dimensión temporal que consideremos. La tendencia principal está vigente más de un año; la tendencia intermedia o secundaria se extiende entre tres semanas y varios meses; y, la tendencia de corta duración se define con un período menor de dos o tres semanas. Cada tendencia es vista como una porción de su próxima tendencia más larga: de modo que una tendencia intermedia sería una corrección de la tendencia principal. Si la tendencia principal es una tendencia ascendente, el mercado se detiene para autocorregirse durante un par de meses antes de continuar su camino hacia arriba, formándose de este modo una tendencia intermedia. Ésta se identificaría como pequeñas caídas y recuperaciones.

Apoyos y resistencias

Hemos dicho que las tendencias están formadas por picos y valles. Estos se denominan apoyos y resistencias. Un apoyo o mínimo de reacción es un nivel o área del gráfico por debajo del mercado donde el interés de los operadores por comprar es lo suficientemente fuerte como para vencer la presión por vender. Como resultado, hay una bajada de precios que se detiene y estos vuelven a subir. Una residencia, por su parte, representa un nivel o área de precios por encima del mercado donde la presión por vender vence a la presión por comprar y un avance del precio vuelve hacia atrás.

Continuidad y cambio de tendencia

En una tendencia ascendente, los niveles de resistencia representan pausas en ese movimiento hacia arriba que generalmente son superadas en algún momento. En una tendencia descendente, los niveles de apoyo no son suficientes para detener la bajada de forma permanente, pero al menos la pueden controlar temporalmente.

Para que una tendencia ascendente continúe, cada mínimo sucesivo –su nivel de apoyo- debe ser más alto que el anterior. Si la bajada correctiva en una tendencia ascendente llega al nivel del mínimo anterior, puede ser una advertencia anticipada de que la tendencia ascendente está llegando a su fin, o al menos de que se está transformando en una tendencia lateral. Si se viola un nivel de apoyo, entonces es probable que se dé un cambio completo de tendencia, de ascendente a descendente. De igual modo para el paso de una tendencia descendente a otra ascendente.

La imposibilidad de superar un pico anterior en una tendencia ascendente, o la capacidad de los precios de escaparse del mínimo de apoyo anterior en una tendencia descendente, es generalmente la primera advertencia de que la tendencia actual está cambiando.

La psicología de los mercados hace que, en ocasiones, un nivel de resistencia se transforme en un nivel de apoyo o que éste se convierta en una resistencia.

La psicología de los mercados: la transformación de apoyos en resistencias (o viceversa)

Imaginemos que nos encontramos en un mercado que comienza a moverse hacia arriba a partir de un área de apoyo en la que los precios han estado fluctuando durante algún tiempo. En ese momento dado, los agentes que participan en un mercado pueden agruparse en tres categorías:

  • Los que cuentan con posiciones largas son aquellos que ya han comprado contratos. Están encantados observando como el mercado se mueve al alza; aunque también lamentan no haber comprado más activos de lo que hicieron. Piensan que si el mercado volviese a bajar cerca del área de apoyo, aumentarían sus posiciones.
  • Los que cuentan con posiciones cortas se han comprometido con los compradores y por tanto han vendido. Ahora se dan cuenta que sean equivocado al anticiparse y no poder aprovechar el movimiento alcista. Piensan que si llegase una bajada hasta donde tomaron sus posiciones cortas, retomarían las mismas y no se precipitarían.
  • También están en el mercado lo que, en ese instante, no están comprometidos, bien porque nunca lo estuvieron por indecisión o porque liquidaron sus posiciones largas en el área de apoyo.
    • Los que liquidaron sus posiciones piensan ahora que se precipitaron y buscan encarecidamente ora oportunidad de reposicionarse de modo largo allí donde vendieron.
    • Los indecisos se convencen a sí mismos que la subida de precios debe aprovecharse y se deciden a entrar en el mercado con posiciones largas a la primera oportunidad de compra que se presente.

Todos ellos tienen un interés personal en el área de apoyo. Si ésta volviese a presentarse, si los precios volviesen a bajar cerca de ese apoyo, todos materializarían sus deseos de compra renovada esperan ver cumplido su ambición de una subida de precios. Las reacciones combinadas de todos los operadores hacen que cada reacción a la baja sea contrarrestada con compras adicionales, creando un mayor apoyo. De este modo, lo que en el tiempo del movimiento lateral era una resistencia se convierte en un apoyo.

Si en lugar de imaginar una subida de precios, no situamos en la situación contraria en que los precios bajan. Si los precios comienzan a descender y llegan a estar por debajo del anterior área de apoyo: todos lo que compraron estando en el área de apoyo se dan cuenta de su error y transforman sus órdenes de compra en órdenes de venta, convirtiendo así el apoyo en resistencia.

Los modelos que se basan en los conceptos de apoyo y resistencia ofrecen imágenes de los que hacen los partícipes del mercado, y, por ello, se encuentran en medida de permitirnos establecer sus reacciones ante los hechos que acontecen en el mercado. El análisis de los gráficos del mercado es el estudio de la psicología humana y de las reacciones de los operadores a los cambios en las condiciones del mercado. Una psicología humana emplazada, esta vez, en transformación del nivel de apoyo en nivel de resistencia.

 

Hasta luego y buena suerte.

 

Fuentes:

Texto: John J. Murphy, Análisis Técnico de los Mercados Financieros, Gestión 2000

Imágenes: © Microsoft

Inteligencia y demencia

septiembre 2nd, 2010

La demencia: entre factores genéticos y ambientales

La demencia es un trastorno que afecta, en la actualidad, a más de 35 millones de personas. Se estima que en 2050 habrá más de 100 millones de personas que presenten el trastorno. La demencia se caracteriza por un deterioro cognitivo adquirido, con una gravedad que afecta al funcionamiento social y profesional del enfermo. El tipo más común de demencia es la enfermedad de Alzheimer. El impacto de la demencia transciende a la salud y al bienestar del paciente, para incidir en el bienestar de la familia y del cuidador, además del importante coste social y económico.

La demencia se caracteriza por un desarrollo patológico previo a los primeros síntomas y deficiencias de varios años antes. Identificar los factores que intervienen en ese desarrollo permitiría reducir de forma eficaz la cargar de la demencia en los años posteriores. Para ello, sería necesario realizar esfuerzos en prevención.

El riesgo de sufrir demencia se asocia tanto a factores genéticos como ambientales. Mientras los primeros no son modificables o no lo son fácilmente, sí que es posible intervenir en los segundos. No obstante, se considera que la intervención de los factores no se dirige a la manifestación o no del trastorno, sino al momento en que esté se expresará.

Entre los factores modificables, no genéticos, vinculados sistemáticamente al riesgo de sufrir demencia y que intervienen en etapas medias de la vida, se pueden citar (de modo no exhaustivo) (Hughes & Ganguli, 2010):

  • las enfermedades vasculares,
  • la dieta,
  • el ejercicio y
  • la actividad mental.

Centrándonos en la actividad mental. Una expresión de la relación de la misma y la demencia, no la ofrece la hipótesis de la reserva cerebral o cognitiva.

La reserva cerebral

La hipótesis de la capacidad de reserva cerebral fue introducida hace casi 20 años con el propósito de explicar la observación de una ausencia de correlación fuerte entre la enfermedad de Alzheimer y sus síntomas clínicos. La inteligencia o la experiencia de la vida pueden proporcionar la reserva en la forma de habilidades que permiten que algunas personas atenúen los síntomas de la degeneración neuronal mejor que otras. Los estudios epidemiológicos, clínicos y neuropatológicos sugieren que la educación es un importante factor de tal experiencia. Se ha mostrado, por ejemplo, que la asociación entre la enfermedad y sus síntomas cognoscitivos se ve atenuada por el número de años de educación. Los estudios de imaginería también proporcionan la evidencia para la hipótesis de la capacidad de reserva cerebral. Al considerar el reducido flujo cerebral de la sangre y la tasa de utilización cerebral de glucosa (rCGMglc) como marcadores indirectos de la enfermedad de Alzheimer, pacientes con más años de enseñanza tienen un fuerte déficit en las regiones afectadas típicamente por la patología.

En esencia, la hipótesis de la reserva cerebral asume que tanto la inteligencia innata como las experiencias de la vida (educación, actividades, etc.) pueden proporcionar una reserva en la forma de habilidades cognitivas que permiten a algunas personas tolerar mejor que a otras los cambios patológicos del cerebro.

Inteligencia y demencia

Algunos autores, como Dennis y colaboradores (2000), entienden que la reserva cerebral se refiere al tejido del SNC disponible para el cambio adaptativo, o la plasticidad en respuesta a los eventos normales y anormales ocurridos durante toda la vida. Mientras que la reserva cognitiva se relaciona con la inteligencia, la cual se usa para definir la capacidad adaptativa, la eficiencia y la flexibilidad en la resolución de problemas a través de varios dominios, presentándose desde la educación y la experiencia. La reserva cerebral y la cognitiva interactúan entre ellas, por ejemplo, una mayor reserva cognitiva, entendida como las estrategias y habilidades conseguidas gracias a un alto nivel educativo y ocupacional, hace tener un mayor número de neuronas y densidad sináptica (véase Rodríguez Alvarez y Sánchez Rodríguez).

Existen dos estudios que se han centrado en el análisis prospectivo del papel desempeñado por las actividades cognitivas en la edad media sobre el riesgo de sufrir demencia en el caso de la enfermedad de Alzheimer (Crowe et al., 2003; Carlson et al., 2008). Ambos estudios incluyen un análisis doble con el propósito de someter a control el papel de la genética y del entorno no controlado de las primeras etapas de la vida. En ambos casos, se sugiere que una mayor participación en actividades cognitivamente estimulantes se asocia a una disminución del riesgo de sufrir demencia y de padecer la enfermedad de Alzheimer en las mujeres.

Participar en actividades mentalmente estimulantes puede considerarse como la estrategia más directa para aumentar la reserva cerebral mediante la inducción de neurogénesis y sinaptogénesis, el aumento de la reactividad sináptica del hipocampo, la mejora de la vascularización cerebral, la disminución del depósito de Aβ en el cerebro, la reorganización de redes neurocognitivas, la atenuación de las reacciones adversas de las hormonas del estrés en el cerebro y la modificación de la asociación entre la densidad de las lesiones de la sustancia blanca, que refleja microangiopatía, y el rendimiento cognitivo (Hughes & Ganguli, 2010).

Aunque los resultados de los estudios son prometedores, se carece de datos suficientes para establecer una lista específica que incluya las actividades cognitivas particulares a realizar, su frecuencia, su dosificación y su duración, de modo que se puede ofrecer protección suficiente contra la demencia.

 

Hasta luego y buena suerte.

 

 

Referencias

  • Hughes T, Ganguli M. Factores de riesgo de demencia en la vejez modificables en las etapas medias de la vida. Rev Neurol 2010; 51: 259-62.
  • Rodríguez Álvarez M, Sánchez Rodríguez JL. Reserva cognitiva y demencia, Anales de psicología, 2004; 20(2): 175-186.
  • Crowe M, Andel R, Pedersen NL, Johansson B, Gatz M. Does participation in leisure activities lead to reduced risk of Alzheimers disease? A prospective study of Swedish twins. J Gerontol B Psychol Sci Soc Sci 2003; 58B: 249-55.
  • Carlson MC, Helms MJ, Steffens DC, Burke JR, Potter GG, Plassman BL. Midlife activity predicts risk of dementia in older male twin pairs. Alzheimers Dement 2008; 4: 324-31.

Libertad y obediencia

agosto 10th, 2010

Luca Coge

José Antonio Marina expuso en su Tratado de la inteligencia creadora y retomo en Ética para náufragos que aprender a seguir las órdenes de la madre es una de las grandes etapas en la constitución de la personalidad. Una orden es un significado, un mensaje simbólico, una expresión lingüística. No se trata de una simple respuesta a un incentivo, como en el amaestramiento de un animal. Cuando el niño aprende a someter sus acciones a una orden hablada, el niño aprende a regirse por valores pensados y no sólo por valores sentidos. Es una especie de obediencia inteligente.

Lo que se enseña a los niños cuando se les enseñan sus deberes es un mecanismo de darse órdenes y un modelo al que parecerse. La voz de la conciencia es la conjugación de ambos elementos. El niño –y el adulto- se da órdenes, compara su comportamiento con un modelo y, tras ello, se enorgullece o avergüenza.

Para un niño, el modelo lo proporciona la sociedad. Los valores que transmite son para ser hechos. Es un modelo para realizar y para actuar. Se trata de hacer lo que se espera de mí, ser querido, estar integrado en el medio social, ser alabado, escapar de la vergüenza o de la culpa, estar orgullo o satisfecho de sí mismo, no ser castigado,…

También este sometimiento a las órdenes habladas le abre al niño el camino de la libertad pues podrá llegar a darse órdenes a sí mismo; con ello, podrá ser autónomo. El poder darse órdenes y poder obedecerlas es el fundamento de la libertad. No hay sumisión exterior; el sujeto es su propio dueño. Es un paso a la autonomía de la persona. Lo importante es que el niño [y la persona] decida darse órdenes basadas en el nivel intelectual autónomo. Este tránsito marca el paso de una obediencia (preconvencional) por miedo a otra (convencional) regida por principios. Un tránsito importante en la construcción de la libertad y la autonomía.

El niño sale de la infancia con una estructura de deberes, configurada por un modelo recibido de una autoridad con la que está unido por lazos de amor o miedo. El modelo es un proyecto general de vida aceptada sin reflexión, con la misma ingenuidad con que se aceptan las reglas del lenguaje que el sujeto concretará a su manera. Cuando el modelo entre en crisis, algo habitual en las sociedades abiertas, el ser humano se preguntará por qué tengo que aceptar este modelo y, seguramente, buscará y tentará otro u otros modelos. El grado de autonomía y de libertad que haya alcanzado previamente le será de suma utilidad en la búsqueda y construcción del nuevo modelo. Naturalmente, también, en la transmisión a las nuevas generaciones.

No obstante, qué puede garantizarnos que el niño tenga una capacidad para pasar de la obediencia exterior a la obediencia interior, de las normas recibidas a las normas autodefinidas. No se estará presuponiendo que al imponer normas también se está transmitiendo un saber hacer relativo a la elaboración y al seguimiento de normas. Nada puede asegurarnos que sea así; cómo tampoco, para la mayoría de las personas, basta oír música para saber componer. Oír sistemáticamente música puede ayudarnos a amarla o a odiarla, solamente para algunos, contribuirá a pasar a la composición.

Asimismo, es difícil encontrar el punto medio y a todas luces adecuado entre ser un padre dictador de normas y deberes y un padre que se desentiende. No es difícil no ser lo uno o lo otro, pero sí establecer unos deberes y normas que permitan al niño convertirse en una persona autónomo y libre. Ya sé que nadie ha dicho que la vida sea fácil.

Hasta luego y buena suerte.

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Fotografías: © Microsoft

Inteligencia e invención: felicidad y perfección

agosto 7th, 2010

En su libro Ética para náufragos (Anagrama, Madrid, 1995. Octava edición, 2008), José Antonio Marina dice que la inteligencia posee tres funciones: controlar su propio funcionamiento, conocer la realidad e inventar posibilidades. Esta última encierra aspectos interesantes, pues evidencia que lo real no nos basta. La inteligencia inventa continuamente (nuevas) posibilidades (reales), que no son fantasías, sino ampliaciones de la realidad que son factibles cuando las integramos en nuestros proyectos o, simplemente, cuando las convertimos en nuestros proyectos.

Inventar es pues conjugar la realidad y la posibilidad. Integrar estas dos no es caer en la mera fantasía. «Cada ser, cada acto, cada situación pueden leerse por mediación de esta clave: o son realización de posibilidades, o son arranque de posibilidades, o son ambas cosas a la vez… Descifrada así, la realidad entera se llena de significado.»

Los proyectos conectan las posibilidades que llegamos a pensar con la acción. Son un eslabón esencial en el comportamiento voluntario, en nuestra voluntad. Inventamos proyectos sin parar: escribir un libro o un diario, ir al cine, dejar de fumar o adelgazar, fundar una familia, montar un negocio, construir nuestra casa o pintar una habitación. Pero dos proyectos universales que nuestra inteligencia crea son el proyecto de ser feliz y el proyecto de alcanzar la perfección.

La idea de felicidad es una argucia de la inteligencia para mantenernos en pie y para emprender el camino. Todas las mujeres y todos los hombres quieren ser felices, actuamos en vistas a ser felices: lo cierto es que todos los hombres y todas las mujeres quieren ser felices, pero lo difícil es saber lo que hace feliz la vida.

Los proyectos permiten a los humanos inventar formas posibles de resolver una situación, de escoger una mejor. Permiten dirigirnos a metas distantes, amplias, disparatadas o utópicas. Y la meta más lejana es la meta de la felicidad. Un proyecto que nos llena al mismo tiempo de decepciones y de ánimos.

La idea de perfección es el segundo proyecto universal. En la vida cotidiana todas las actividades pueden realizarse bien o mal; cada oficio y cada tarea puede realizarse bien o mal. También la vida de un hombre o de una mujer puede realizarse bien o mal, tiene su correspondiente perfección o su proyecto de perfección.

Los proyectos de felicidad y de perfección cumplen un papel fundamental en la acción de la inteligencia: incitan justamente a buscar nuevas posibilidades y a la acción, a pensar y emprender proyectos, a ver otras situaciones y a querer alcanzarlas.

 

Hasta luego y buena suerte.

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Fotografías: © Microsoft

 

Pensamiento, conciencia y memoria

agosto 1st, 2010

Lucas Ciereg

Pensamiento y conciencia

De acuerdo con la teoría holística de los pensamientos, estos son el resultado de un patrón de estimulación simultánea de muchas partes del sistema nervioso con una secuencia definida, en el que intervienen con casi toda certeza la corteza cerebral, el tálamo, el sistema límbico y la parte superior de la formación reticular del tronco encefálico. Considera, esta teoría, que las zonas estimuladas del sistema límbico, el tálamo y la formación reticular determinan la naturaleza general del pensamiento, atribuyéndole cualidades como placer, desagrado, dolor, comodidad, modalidades toscas de sensación, localización en grandes zonas del cuerpo, y otras características generales.

No obstante, las áreas concreta estimuladas de la corteza cerebral determinan las características específicas del pensamiento, como la localización precisa de las sensaciones en la superficie del cuerpo y de los objetos, situados en el campo visual, la sensación de textura de la seda, el reconocimiento visual del patrón rectangular de un pared de cemento, y otras características determinadas que forman parte de la conciencia de un instante determinado.

La conciencia puede describirse como la corriente continua de percepción de nuestro entorno o de la secuencia de pensamientos.

Recuerdos y memoria

Recuerdos y «huellas de la memoria»

Desde un punto de vista fisiológico, los recuerdos se producen por variaciones de la sensibilidad de transmisión sináptica de una neurona a la siguiente como resultado de la actividad neural previa. Estas variaciones a su vez generan nuevas vías o vías facilitadoras de transmisión de las señales por los circuitos neurales del cerebro. Estas vías nuevas o facilitadoras se denominan huellas de la memoria. Son sumamente importantes pues la mente pensante puede activarlas para reproducir los recuerdos.

Aunque en los animales inferiores se ha revelado que las huellas de la memoria aparecen en todos los niveles del sistema nervioso, gran parte de la memoria asociada con los procesos intelectuales se basa en huellas de la memoria situadas en la corteza cerebral.

Memoria positiva y memoria negativa

El cerebro es inundado de información sensitiva procedente de todos nuestros sentidos. Si la mente intentara recordar toda esta información, la capacidad de memoria del cerebro quedaría desbordada en minutos. La solución a este problema es el carácter negativo de la memoria. El cerebro dispone de la capacidad de aprender a desechar la información carente de interés. Esto se debe a la inhibición de las vías sinápticas de esta información. El efecto resultante se denomina habituación y representa un tipo de memoria negativa.

También el cerebro tiene la capacidad automática de facilitar y almacenar las huellas de la memora de la información con consecuencias importantes (como el dolor o el placer). Ésta es la memoria positiva, resultado de la facilitación de las vías sinápticas. El proceso de denomina sensibilización de la memoria.

Son las regiones basales del sistema límbico del cerebro quienes determinan si la información es importante o no y toman la decisión subconsciente de almacenar el pensamiento como una huella de la memoria
sensibilizada o de suprimirla

Clasificación de las memorias

Una clasificación común de la memoria establecer una distinción entre:

  • Memoria a corto plazo: contiene recuerdos que duran segundos o a lo sumo minutos, a menos que se transformen en una memoria con un plazo más largo
  • Memoria intermedia: dura días o semanas pero finalmente termina por desaparecer
  • Memoria a largo plazo: una vez almacenada, puede recordarse durante años o incluso toda la vida.

También es posible distinguir entre:

  • Memoria activa: contiene, en esencia, la memoria reciente empleada durante el transcurso del razonamiento intelectual, y desaparece en cuanto se resuelve cada etapa del problema.

Asimismo, según el tipo de información almacenada, la memoria puede ser:

  • Memoria declarativa: significa el recuerdo de los detalles diversos de un pensamiento integrado, como la memoria de una experiencia importante. Comprende
    • Memoria del entorno
    • Memoria de las relaciones temporales
    • Memoria de las causas de la experiencia
    • Memoria del significado de la experiencia
    • Memoria de las deducciones personales que se activaron en la mente
  • Memoria práctica: suele asociarse con actividades motoras del cuerpo, por ejemplo con la habilidad adquirida para golpear la pelota de tenis que comprende memorias automáticas para:
    • Ver la pelota
    • Calcular la relación y la velocidad de la pelota con la raqueta
    • Deducir enseguida los movimientos del cuerpo, de los brazos y de la raqueta que se precisan para golpear la pelota de la manera deseada ara luego pasar al siguiente golpe sin olvidar los detalles del anterior.

Hasta luego y buena suerte.

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Fotografía: © Microsoft

La felicidad y sus caminos

julio 1st, 2010

La felicidad puede ser considerada de múltiples maneras, como también son múltiples los caminos que a ella conducen. En esta nota recogeremos de la mano de Ferran Salmurri y de su libro Libertad emocional (Paidos, 2004), una forma de entenderla y algunas pistas para procurársela.

La felicidad

La felicidad es, entre otras cosas, una situación psicológica que proporciona sensaciones placenteras y modula de manera agradable y positiva la recepción y la interpretación de los impulsos recibidos del entorno, del almacenase de la memoria o de los propios receptores corporales.

La felicidad se asocia con

  • La autoestima
  • El autocontrol de la conducta
  • El autocontrol emocional
  • El estilo cognitivo
  • Las relaciones con los demás.

Autoestima

La autoestima es el valor emocional, el aprecio y la consideración que nos damos a nosotros mismos, a nuestra propia identidad como persona. Contribuye a sentirnos responsable ante nosotros mismos, ante nuestros actos; a aceptar que nuestra conducta depende de nuestras propias elecciones y no de las circunstancias externas que nos envuelven.

La autoestima no es innata. Por el contrario, puede formarse por medio de:

  • La autovaloración. Es decir, la valoración de nuestra propia vida, de cómo nos va en la vida en relación con nuestras expectativas. Valoramos en función de las expectativas; por ello, es conveniente que éstas estén bien ajustadas.
  • La información sobre nosotros que recibimos de los demás. Los demás nos remiten una serie de informaciones sobre nosotros mismos. Nosotros podemos «controlar» determinados elementos que los demás utilizan para formular y emitir dicha información.
  • El estilo cognitivo que utilizamos para evaluarnos. Es decir, en qué medida somos capaces de reconocer en nosotros aspectos positivos o no. Una conducta positiva es fundamental, teniendo en cuenta que ello no significa ser ingenuo.

Solemos evaluarnos acerca de

  • La aceptabilidad o rechazo por parte de los demás
  • Experimentación de sentimientos positivos en las relaciones sociales
  • En qué medida nuestras expectativas son realistas
  • Somos capaces de alcanzar un satisfactorio nivel de realización (de adecuación a las expectativas).

Autocontrol de la conducta

La felicidad suele acompañarse de un mejor autocontrol de la propia conducta. Es decir, las personas felices suelen llevar a cabo con mayor frecuencia y a buen puerto aquello que se proponen. La conducta se refiere al modo en que nos comportamos, cómo gobernamos nuestra vida y dirigimos nuestros actos.

El autocontrol de la conducta es la capacidad para dirigir la propia conducta hacia donde uno decide; la capacidad de realizar y llevar a la práctica los propios propósitos. La conducta dirigida por objetivos parece ser importante (Véase la entrada «Introducir el cambio en la vida cotidiana«).

Este autocontrol de la conducta exige también una autoeficacia; es decir, el juicio sobre nuestras capacidades para organizar y ejecutar actor y acciones que nos permitan alcanzar nuestros objetivos y el rendimiento deseado.

Las dificultades para la mejora en el autocontrol de la conducta provienen de:

  • La falta de hábitos adecuados de esfuerzo y constancia
  • La impulsividad: el hábito de actuar sin evaluar las consecuencias del propio comportamiento y sus diferentes opciones
  • Los pensamientos negativos que aparecen en el momento de realizar un esfuerzo o de ponerse a ejecutar una acción
  • Las creencias sociales comunes en relación con el esfuerzo, el trabajo y la perseverancia en el sentido de que están reñidos con la felicidad.

Autocontrol de la conducta y autoestima se relacionan directa e indirectamente. Se trata de una relación que depende mucho del lenguaje que empleemos con nosotros mismos, de qué palabras utilicemos para describirnos y para valorarnos.

Autocontrol emocional

Las personas más felices suelen disponer de un mejor autocontrol emocional, un estado de ánimo alto y estable. Estas personas no pierden el control con facilidad, no se suelen ver afectadas por los pequeños acontecimientos cotidianos de la vida, los resuelven fácil y rápidamente, y, tal vez por ello, no tienen un sufrimiento emocional cotidiano, ni tampoco un sufrimiento excesivo. Muestran una menor variabilidad en su estado de ánimo y sus sentimientos y emociones son más estables.

El autocontrol emocional es la capacidad para dirigir el propio estado de ánimo, los propios sentimientos y emociones; es disponer de la capacidad de control para lograr una estabilidad emocional.

Un buen autocontrol emocional comporta estabilidad y control de las circunstancias estresantes. Las experiencias estresantes también están especialmente motivadas por nuestros propios pensamientos, por la percepción que tenemos de los acontecimientos. Las experiencias estresantes procedentes de nuestro pensamiento depende, en gran medida, de los hábitos mentales, de nuestro estilo cognitivo.

Estilo cognitivo

Hemos hablado del autocontrol y la autoeficacia de la conducta, pues bien la conducta humana está mediada por la cognición.

La cognición se refiere al conocimiento, la apreciación, la percepción, la imagen y la evaluación. Hace referencia a la facultad de las personas para procesar información a partir de la percepción, el conocimiento adquirido (por medio de la experiencia o de otras personas) y características subjetivas que permiten valorar y de la información.

Un estilo cognitivo positivo se asocia con la felicidad. Esto es, la autopercepción de felicidad se acompaña de una percepción más frecuente de los aspectos positivos de los acontecimientos o de los comportamientos propios y ajenos. Las personas felices no suelen anticipar acontecimientos negativos; tampoco suelen tener pensamientos negativos, catastróficos o exagerados.

Relaciones con los demás

Las personas más felices mantienen amplias y positivas relaciones con las otras personas, tanto en términos de calidad como de cantidad. No perciben negativamente ningún encuentro, no les molesta estar con los demás. Ello no quiere decir que busquen enloquecidamente estar rodeados de otras personas. Significa que buscan aprovechar satisfactoriamente el encuentro con otras personas, explorar el lado interesante que puede tener una relación con los demás.

En las relaciones con los demás, la empatía es un concepto importante. Se refiere al grado de sintonía afectiva con los demás y con el ambiente circundante. Es la capacidad para percibir correctamente la experiencia de otra persona y, en consecuencia, para tener presentes sus sentimientos, emociones y necesidades. Es la capacidad de ponerse en el lugar de otro.

En definitiva, la autoestima, el autocontrol de la conducta, el autocontrol emocional, el estilo cognitivo y las relaciones con los demás son un buen camino para procurarnos la felicidad.

Hasta luego y buena suerte.

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Crédito de las fotografías: ©Microsoft.