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La felicidad y sus caminos

jueves, julio 1st, 2010

La felicidad puede ser considerada de múltiples maneras, como también son múltiples los caminos que a ella conducen. En esta nota recogeremos de la mano de Ferran Salmurri y de su libro Libertad emocional (Paidos, 2004), una forma de entenderla y algunas pistas para procurársela.

La felicidad

La felicidad es, entre otras cosas, una situación psicológica que proporciona sensaciones placenteras y modula de manera agradable y positiva la recepción y la interpretación de los impulsos recibidos del entorno, del almacenase de la memoria o de los propios receptores corporales.

La felicidad se asocia con

  • La autoestima
  • El autocontrol de la conducta
  • El autocontrol emocional
  • El estilo cognitivo
  • Las relaciones con los demás.

Autoestima

La autoestima es el valor emocional, el aprecio y la consideración que nos damos a nosotros mismos, a nuestra propia identidad como persona. Contribuye a sentirnos responsable ante nosotros mismos, ante nuestros actos; a aceptar que nuestra conducta depende de nuestras propias elecciones y no de las circunstancias externas que nos envuelven.

La autoestima no es innata. Por el contrario, puede formarse por medio de:

  • La autovaloración. Es decir, la valoración de nuestra propia vida, de cómo nos va en la vida en relación con nuestras expectativas. Valoramos en función de las expectativas; por ello, es conveniente que éstas estén bien ajustadas.
  • La información sobre nosotros que recibimos de los demás. Los demás nos remiten una serie de informaciones sobre nosotros mismos. Nosotros podemos “controlar” determinados elementos que los demás utilizan para formular y emitir dicha información.
  • El estilo cognitivo que utilizamos para evaluarnos. Es decir, en qué medida somos capaces de reconocer en nosotros aspectos positivos o no. Una conducta positiva es fundamental, teniendo en cuenta que ello no significa ser ingenuo.

Solemos evaluarnos acerca de

  • La aceptabilidad o rechazo por parte de los demás
  • Experimentación de sentimientos positivos en las relaciones sociales
  • En qué medida nuestras expectativas son realistas
  • Somos capaces de alcanzar un satisfactorio nivel de realización (de adecuación a las expectativas).

Autocontrol de la conducta

La felicidad suele acompañarse de un mejor autocontrol de la propia conducta. Es decir, las personas felices suelen llevar a cabo con mayor frecuencia y a buen puerto aquello que se proponen. La conducta se refiere al modo en que nos comportamos, cómo gobernamos nuestra vida y dirigimos nuestros actos.

El autocontrol de la conducta es la capacidad para dirigir la propia conducta hacia donde uno decide; la capacidad de realizar y llevar a la práctica los propios propósitos. La conducta dirigida por objetivos parece ser importante (Véase la entrada “Introducir el cambio en la vida cotidiana“).

Este autocontrol de la conducta exige también una autoeficacia; es decir, el juicio sobre nuestras capacidades para organizar y ejecutar actor y acciones que nos permitan alcanzar nuestros objetivos y el rendimiento deseado.

Las dificultades para la mejora en el autocontrol de la conducta provienen de:

  • La falta de hábitos adecuados de esfuerzo y constancia
  • La impulsividad: el hábito de actuar sin evaluar las consecuencias del propio comportamiento y sus diferentes opciones
  • Los pensamientos negativos que aparecen en el momento de realizar un esfuerzo o de ponerse a ejecutar una acción
  • Las creencias sociales comunes en relación con el esfuerzo, el trabajo y la perseverancia en el sentido de que están reñidos con la felicidad.

Autocontrol de la conducta y autoestima se relacionan directa e indirectamente. Se trata de una relación que depende mucho del lenguaje que empleemos con nosotros mismos, de qué palabras utilicemos para describirnos y para valorarnos.

Autocontrol emocional

Las personas más felices suelen disponer de un mejor autocontrol emocional, un estado de ánimo alto y estable. Estas personas no pierden el control con facilidad, no se suelen ver afectadas por los pequeños acontecimientos cotidianos de la vida, los resuelven fácil y rápidamente, y, tal vez por ello, no tienen un sufrimiento emocional cotidiano, ni tampoco un sufrimiento excesivo. Muestran una menor variabilidad en su estado de ánimo y sus sentimientos y emociones son más estables.

El autocontrol emocional es la capacidad para dirigir el propio estado de ánimo, los propios sentimientos y emociones; es disponer de la capacidad de control para lograr una estabilidad emocional.

Un buen autocontrol emocional comporta estabilidad y control de las circunstancias estresantes. Las experiencias estresantes también están especialmente motivadas por nuestros propios pensamientos, por la percepción que tenemos de los acontecimientos. Las experiencias estresantes procedentes de nuestro pensamiento depende, en gran medida, de los hábitos mentales, de nuestro estilo cognitivo.

Estilo cognitivo

Hemos hablado del autocontrol y la autoeficacia de la conducta, pues bien la conducta humana está mediada por la cognición.

La cognición se refiere al conocimiento, la apreciación, la percepción, la imagen y la evaluación. Hace referencia a la facultad de las personas para procesar información a partir de la percepción, el conocimiento adquirido (por medio de la experiencia o de otras personas) y características subjetivas que permiten valorar y de la información.

Un estilo cognitivo positivo se asocia con la felicidad. Esto es, la autopercepción de felicidad se acompaña de una percepción más frecuente de los aspectos positivos de los acontecimientos o de los comportamientos propios y ajenos. Las personas felices no suelen anticipar acontecimientos negativos; tampoco suelen tener pensamientos negativos, catastróficos o exagerados.

Relaciones con los demás

Las personas más felices mantienen amplias y positivas relaciones con las otras personas, tanto en términos de calidad como de cantidad. No perciben negativamente ningún encuentro, no les molesta estar con los demás. Ello no quiere decir que busquen enloquecidamente estar rodeados de otras personas. Significa que buscan aprovechar satisfactoriamente el encuentro con otras personas, explorar el lado interesante que puede tener una relación con los demás.

En las relaciones con los demás, la empatía es un concepto importante. Se refiere al grado de sintonía afectiva con los demás y con el ambiente circundante. Es la capacidad para percibir correctamente la experiencia de otra persona y, en consecuencia, para tener presentes sus sentimientos, emociones y necesidades. Es la capacidad de ponerse en el lugar de otro.

En definitiva, la autoestima, el autocontrol de la conducta, el autocontrol emocional, el estilo cognitivo y las relaciones con los demás son un buen camino para procurarnos la felicidad.

Hasta luego y buena suerte.

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Crédito de las fotografías: ©Microsoft.