Una parte importante del aprendizaje para el trabajo y para la vida social tiene lugar a partir de la observación de la realización de tareas o de las propias interacciones sociales. De hecho, una de las críticas más comunes a las instituciones de formación superior es, justamente, el haber descuidado ambos aspectos: el saber-hacer y las relaciones sociales; presentes, ambos, en el ejercicio profesional. Una situación que se ha ido modificando, especialmente a partir del diseño de la formación universitaria sobre la base de las competencias.
La incorporación de las competencias en el diseño curricular
En la actualidad, es mucho más frecuente encontrar diseños curriculares de los estudios universitarios con una mención expresa a las competencias implicadas, que el egresado tendrá al finalizar sus estudios. El mapa de competencias incluye también las de tipo social. Se consideran las relaciones interpersonales como una de las competencias necesarias para el trabajo y, de forma más específica, para el desarrollo de carreras frente a las demandas contemporáneas en los ambientes profesionales.
Las acciones encaminadas al desarrollo de las competencias propias a las relaciones interpersonales suelen consistir en un entrenamiento en la manejo de la coordinación de grupos, el liderazgo de equipos, el manejo del estrés y de los conflictos interpersonales, la organización de tareas, la resolución de problemas, la toma de decisiones, la negociación grupal y el fomento y gestión de la creatividad del grupo y de sus miembros.
Consecuencias positivas
El abordaje de las competencias sociales lleva implícito que éstas tienen una clara intencionalidad en la práctica, la búsqueda de consecuencias sociales positivas. Significa ello que las competencias sociales son importantes por los resultados que pueden procurar, sobre todo en términos sociales.
Pero, en el tratamiento de las competencias sociales no pueden dejarse de lado un conjunto de características intraindividuales. Se trata, aquí, del comportamiento agradable y cooperativo, la propensión a participar en actividades compartidas, el comportamiento verbal, la atención al contexto,…
Características de comportamiento
David A. Wetten y Kim S. Cameron distinguen características de comportamiento, no atribuibles a la personalidad, que resultan de interés en las interacciones sociales [1]. Son:
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la comunicación verbal: escuchar y hablar
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La gestión del tiempo y del estrés,
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La gestión de las decisiones,
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El reconocimiento, definición y solución de problemas,
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La motivación y la influencia sobre otras personas,
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Capacidad para delegar,
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Capacidad para establecer y articular metas,
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El autoconocimiento,
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La construcción de equipos y
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La gestión de conflictos
Este conjunto de habilidades son importantes, por ejemplo, en el desempeño de y en el seno de las instituciones y organizaciones, con inclusión de las empresas.
Cómo articular estos puntos en la trayectoria curricular es un auténtico reto, en parte porque se requiere de responsables académicos que se manejen correctamente con estas mismas características.
Referencias
- Whetten, David A. & Cameron, Kim S., 2005, Desarrollo de habilidades directivas, México, Pearson Educación
- Tadeucci, Marilsa de Sá Rodrigues; de Araujo, Elvira Aparecida Simões & Ribeiro, Maria Júlia Ferreira Xavier, 2013, “Competencias sociales en el desarrollo de la Carrera”, Apuntes de Psicología, Vol. 31, nº 1, pp 93-99
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