El comportamiento coyuntural de la economía española y la oferta productiva

Ayer me hacía eco de los datos trimestrales del PIB publicados por el INE. Como muchos otros blogs y periódicos económicos y generales, me centré en la perspectiva de la demanda y, en absoluto, hice comentario alguno al comportamiento del PIB trimestral desde la perspectiva de la oferta. Un error que hoy intentaré enmendar. Pero primero intentaré exponer por qué es necesario prestar una atención especial al comportamiento de la oferta. La primera razón y no necesariamente la más importante, es que nos encontramos en un mundo globalizado que ha alcanzado un elevado grado de liberalización de sus intercambios comerciales, un hecho especialmente evidente en el caso de los países miembros de la Unión Europea. Por ello, la demanda relevante para las empresas no es la propia del mercado nacional, como tampoco sus competidores se ubican físicamente en la geografía nacional. Vivimos en un mundo con una fuerte interconexión de mercados con una fuerte competencia entre economías y empresas. En este contexto, el comportamiento de la oferta nacional es clave para atisbar nuestra capacidad para responder a los retos que nos plantea la crisis en un mundo globalizado.

La segunda razón se encuentra en el propio discurso económico de las últimas semanas. El gobierno, especialmente de la mano de su presidente, ha venido insistiendo en la necesidad de una nueva política y un nuevo equipo económico para afrontar un cambio en el modelo productivo español. Es cierto que nadie se ha molestado por el momento en definir en qué consiste un modelo productivo. Las alusiones se han limitado a reiterar que es necesario reducir el peso de la construcción a favor de las tecnologías de la información y de la comunicación. En este sentido debe entenderse el debate abierto sobre la deducción fiscal de la vivienda (dejaremos para otro momento la discusión sobre los incentivos económicos). Un modelo productivo se puede caracterizar rápidamente a partir de tres elementos: la estructura productiva, la tecnología utilizada y el modelo organizativo. Por el momento, el discurso parece centrarse básicamente en el primer aspecto. Un aspecto de oferta productiva y, por tanto, visualizable a partir del análisis de la misma. Y al mismo en su dimensión trimestral nos vamos a dedicar acto seguido.

Pues bien, con la excepción de las actividades agrarias, la producción trimestral de la economía española se ha reducido respecto al trimestre anterior. En las actividades industriales, la caída ha sido de más de 10 %, especialmente intensa en las manufacturas de consumo. La construcción continúa su senda de descenso (-8%), afectando tanto a la obra civil como a la construcción residencial. Las actividades energéticas caen por primera vez (-5,7%). También los servicios destinados al mercado reducen su producción (frente a un comportamiento positivo el trimestre anterior) y los servicios de no mercado reducen su positiva tasa de crecimiento. En el contexto de las actividades terciarias, las actividades ligadas a las tecnologías de la información y las comunicaciones son las que presentan una evolución menos desfavorable, mientras que, el comercio de vehículos y de carburante, así como los servicios de selección y colocación de personal y los ligados a las agencias de viajes se muestran como las actividades que presentan una mayor contracción.

Si a este panorama añadimos el mal comportamiento de la inversión que describimos ayer, podemos concluir que todavía queda lejos la colocación de la primera piedra del nuevo modelo productivo. Por el momento, solamente podemos decir que estaremos atentos a su llegada.

Hasta luego y buena suerte.

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