Archive for mayo 25th, 2009

El arte de reformar en tiempos de crisis

lunes, mayo 25th, 2009

El Presidente del Gobierno español, J.L Rodriguez Zapatero justificó la remodelación del ejecutivo con las necesidades de acelerar las medidas de lucha contra la crisis y la puesta en marcha de medidas tendentes a reformar el modelo productivo español. Las crisis económicas son una buena ocasión para afrontar las reformas necesarias. Sin embargo, con el paso de los días y de las intervenciones, estas necesidades se han ido reduciendo a la aceleración de la salida de la crisis. Una reducción, sin duda, lamentable pues al componente de crisis económica internacional que presenta la situación económica actual de España, hay que añadir un componente ibérico cuyas raíces se encuentran en el modelo de crecimiento económico. Incluso, en el largo período de fuerte crecimiento económico, el infrenable déficit exterior español evidenciaba, como una fiebre, el malestar productivo.

El modelo productivo español ha conocido importantes transformaciones a lo largo de los últimos cuarenta años. El sector exterior se ha hecho eco de las mismas. Durante los años 60, el país exportaba mayoritariamente productos agrícolas. En los setenta, progresaron de manera extraordinaria las exportaciones de manufacturas intensivas en mano de obra. En los ochenta y parte de los noventa, a pesar o como resultado de la doble apertura exterior que propicio la integración comunitaria, fueron las exportaciones de manufacturas intensivas en economías de escala, con el automóvil a la cabeza, las que caracterizaban la inserción internacional de la economía española. En cambio, el rasgo destacable de la España actual no es tanto la aparición de nuevos productos estrella, sino la internacionalización de las empresas españolas.

En definitiva, el cambio del modelo productivo es posible, pues España ya ha pasado por esa experiencia. La cuestión no se encuentra tanto en el terreno de la posibilidad o no de la reforma del modelo productivo, sino en cómo propiciarla y orientarla. Y aquí interviene la cuestión de la contribución de la crisis a la reforma del modelo productivo.

Una crisis es una situación en la que se ejerce una poderosa presión para actuar y para resolver problemas. Hace bastantes años, Albert O. Hirschman apuntó tres razones de porque las crisis juegan este papel, porque las crisis son fenómenos propicios a la búsqueda de solución a los problemas. En primer lugar, las crisis provocan una concentración de la atención. No es infrecuente que en tiempos normales haya problemas que no se aborden de modo efectivo, o en absoluto, no porque no se conozca su existencia, ni siquiera porque falte la motivación, sino simple y llanamente por falta de atención. En segundo lugar, la experiencia muestra como, en momentos de crisis, se han podido tomar una serie de medidas que, bajo otras circunstancias, determinados grupos poderosos no aceptarían. La inaceptabilidad de las reformas por estos grupos las borraba de facto del cuadro de mando de la política económica. En tercer lugar, la crisis puede inducir a la acción y ésta puede hacernos vislumbrar aspectos problemáticas que, hasta entonces, habían pasado totalmente desapercibidos.

Son tres buenas razones de porque las crisis invitan a la reforma. Pero, ¿no se corre el riesgo de caer en unas acciones apresuradas? Nada nos permite afirmar que la presión y la tirantez de las circunstancias de crisis mejoren el rendimiento de las actividades de respuesta, sobre todo si se hace necesaria una reflexión serena.

La situación puede ser más desconcertante si se tiene presente que al abordar un problema y aportar soluciones al mismo, suelen aparecer problemas nuevos, algunos con recetas conocidas (por ejemplo, el déficit público) o problemas insospechados o que son vistos desde una óptica distinta (el desconocimiento de idiomas y la escasa movilidad internacional de los españoles). Frente a esto cabe decir que una crisis puede permitir aunar esfuerzos y compartir sacrificios. La razón de fondo es la mayor propensión a tomar decisiones que la situación de crisis propicia.

Sin embargo, todavía subsiste la cuestión relativa a si la mayor propensión a tomar decisiones permite una mejor comprensión del problema y una mayor calidad de la respuesta. En relación a la comprensión, cabe decir que la crisis cuanto menos permite cuestionar las «ideas establecidas»; ideas que fueron incapaces de mostrar la gravedad del problema. Este cuestionamiento facilita que se filtren e, incluso, que se instalen otros puntos de vista. Ahora bien, si las crisis permiten alejar las visiones triunfalistas, no deben permitir que se instalen las fracasomanías: no se puede decir «esto no hay quien lo cambie», pues como hemos dicho, en España, el cambio ha existido; y, ésta es una buena razón para confiar que ahora también es posible.

Por consiguiente, como escribía Hirschman, la intensificación y agravación de un problema, a menudo, es una de las formas en que los reformadores consolidan sus propios móviles, logran nuevas alianzas y llegan a comprender mejor los problemas. En el caso español, todo nos hacía pensar que los móviles estaban ahí. Alguien se preguntará si todavía existen, la respuesta es que la lluvia de malos datos macroeconómicos actuará como recuerdo y deberá hacer reaparecer los móviles para la reforma. En cambio, parece que, por el momento, no han aparecido nuevas alianzas. No existen pactos o acuerdos parlamentarios, al menos explícitos; el diálogo social que sin duda se producirá, se muestra por el momento dubitativo. Con respecto a las ideas, tendremos que esperar para ver al completo el nuevo equipo económico y su capacidad de análisis.

Sin embargo, todo ello encierra un peligro: el gobierno puede confiar en que al agravarse la situación de excepcionalidad, al estar al borde del abismo, todo ello propiciara que todos actúen en la misma dirección y cuyo timón está en sus manos. El gobierno tendría también que ser consciente que el problema de la economía española, su inadecuado modelo productivo a las circunstancias económicas globales, es en verdad una colección de problemas. Y, en esta percepción pueden encontrarse las oportunidades para hacer pasar las reformas. Favorecer que se cuelen las reformas requiere de un perfil de reformador. Describir este perfil es una cuestión distinta a la que hemos querido tratar en estas líneas. Sólo diremos que, en nuestra opinión, ni las criticas ni las alabanzas que se han vertido sobre el nuevo equipo económico del gobierno apuntan en la dirección adecuada. Ante todo deseamos que el país no pierda esta ocasión para fraguar las reformas que necesita.

Hasta luego y buena suerte

 

Conjuntura i oferta productiva a l’economia espanyola

lunes, mayo 25th, 2009

 Ahir em feia eco de les dades trimestrals del PIB publicats pel INE. Com molts altres blocs i periòdics econòmics i generals, em vaig centrar en la perspectiva de la demanda i, en absolut, vaig fer cap comentari al comportament del PIB trimestral des de la perspectiva de l’oferta. Un error que hui intentaré esmenar. Però primer intentaré exposar per què és necessari prestar una atenció especial al comportament de l’oferta. La primera raó i no necessàriament la més important, és que ens trobem en un món globalitzat que ha aconseguit un elevat grau de liberalització dels seus intercanvis comercials, un fet especialment evident en el cas dels països membres de la Unió Europea. Per això, la demanda rellevant per a les empreses no és la pròpia del mercat nacional, com tampoc els seus competidors s’ubiquen físicament en la geografia nacional. Vivim en un món amb una forta interconnexió de mercats amb una forta competència entre economies i empreses. En aquest context, el comportament de l’oferta nacional és clau per a aguaitar la nostra capacitat per a respondre als reptes que ens planteja la crisi en un món globalitzat.

La segona  raó es troba en el propi discurs econòmic de les últimes setmanes. El govern, especialment de la mà del seu president, ha insistit en la necessitat d’una nova política i un nou equip econòmic per a afrontar un canvi en el model productiu espanyol. És cert que ningú s’ha molestat de moment a definir en què consistix un model productiu. Les al·lusions s’han limitat a reiterar que és necessari reduir el pes de la construcció a favor de les tecnologies de la informació i de la comunicació. En aquest sentit ha d’entendre’s el debat obert sobre la deducció fiscal de la vivenda (deixarem per a un altre moment la discussió sobre els incentius econòmics). Un model productiu es pot caracteritzar ràpidament a partir de tres elements: l’estructura productiva, la tecnologia utilitzada i el model organitzatiu. De moment, el discurs pareix centrar-se bàsicament en el primer aspecte. Un aspecte d’oferta productiva i, per tant, visualizable a partir de l’anàlisi de la mateixa. I al mateix en la seua dimensió trimestral ens anem a dedicar tot seguit.

Doncs bé, amb l’excepció de les activitats agràries, la producció trimestral de l’economia espanyola s’ha reduït respecte al trimestre anterior. En les activitats industrials, la caiguda ha sigut de més de 10%, especialment intensa en les manufactures de consum. La construcció continua la seua senda de descens (-8%), afectant tant l’obra civil com a la construcció residencial. Les activitats energètiques cauen per primera vegada (-5,7%). També els servicis destinats al mercat redueixen la seua producció (enfront d’un comportament positiu el trimestre anterior) i els servicis de no mercat redueixen la seua positiva taxa de creixement. En el context de les activitats terciàries, les activitats lligades a les tecnologies de la informació i les comunicacions són les que presenten una evolució menys desfavorable; i, el comerç de vehicles i de carburant, així com els servicis de selecció i col·locació de personal i els lligats a les agències de viatges es mostren com les activitats que presenten una major contracció.

Si a aquest panorama afegim el mal comportament de la inversió que vaig descriure ahir, podem concloure que encara queda lluny la col·locació de la primera pedra del nou model productiu. De moment, només podem dir que estarem atents a la seua arribada.

Feu bondat.


 

El comportamiento coyuntural de la economía española y la oferta productiva

lunes, mayo 25th, 2009

Ayer me hacía eco de los datos trimestrales del PIB publicados por el INE. Como muchos otros blogs y periódicos económicos y generales, me centré en la perspectiva de la demanda y, en absoluto, hice comentario alguno al comportamiento del PIB trimestral desde la perspectiva de la oferta. Un error que hoy intentaré enmendar. Pero primero intentaré exponer por qué es necesario prestar una atención especial al comportamiento de la oferta. La primera razón y no necesariamente la más importante, es que nos encontramos en un mundo globalizado que ha alcanzado un elevado grado de liberalización de sus intercambios comerciales, un hecho especialmente evidente en el caso de los países miembros de la Unión Europea. Por ello, la demanda relevante para las empresas no es la propia del mercado nacional, como tampoco sus competidores se ubican físicamente en la geografía nacional. Vivimos en un mundo con una fuerte interconexión de mercados con una fuerte competencia entre economías y empresas. En este contexto, el comportamiento de la oferta nacional es clave para atisbar nuestra capacidad para responder a los retos que nos plantea la crisis en un mundo globalizado.

La segunda razón se encuentra en el propio discurso económico de las últimas semanas. El gobierno, especialmente de la mano de su presidente, ha venido insistiendo en la necesidad de una nueva política y un nuevo equipo económico para afrontar un cambio en el modelo productivo español. Es cierto que nadie se ha molestado por el momento en definir en qué consiste un modelo productivo. Las alusiones se han limitado a reiterar que es necesario reducir el peso de la construcción a favor de las tecnologías de la información y de la comunicación. En este sentido debe entenderse el debate abierto sobre la deducción fiscal de la vivienda (dejaremos para otro momento la discusión sobre los incentivos económicos). Un modelo productivo se puede caracterizar rápidamente a partir de tres elementos: la estructura productiva, la tecnología utilizada y el modelo organizativo. Por el momento, el discurso parece centrarse básicamente en el primer aspecto. Un aspecto de oferta productiva y, por tanto, visualizable a partir del análisis de la misma. Y al mismo en su dimensión trimestral nos vamos a dedicar acto seguido.

Pues bien, con la excepción de las actividades agrarias, la producción trimestral de la economía española se ha reducido respecto al trimestre anterior. En las actividades industriales, la caída ha sido de más de 10 %, especialmente intensa en las manufacturas de consumo. La construcción continúa su senda de descenso (-8%), afectando tanto a la obra civil como a la construcción residencial. Las actividades energéticas caen por primera vez (-5,7%). También los servicios destinados al mercado reducen su producción (frente a un comportamiento positivo el trimestre anterior) y los servicios de no mercado reducen su positiva tasa de crecimiento. En el contexto de las actividades terciarias, las actividades ligadas a las tecnologías de la información y las comunicaciones son las que presentan una evolución menos desfavorable, mientras que, el comercio de vehículos y de carburante, así como los servicios de selección y colocación de personal y los ligados a las agencias de viajes se muestran como las actividades que presentan una mayor contracción.

Si a este panorama añadimos el mal comportamiento de la inversión que describimos ayer, podemos concluir que todavía queda lejos la colocación de la primera piedra del nuevo modelo productivo. Por el momento, solamente podemos decir que estaremos atentos a su llegada.

Hasta luego y buena suerte.